
Així és com un dels més grans genocides de la història mundial, va acabar els seus últims dies de vida; tancat en la ratonera que s’ havia fet construir en els jardins de la Cancelleria.
El llibre de David Solar "Un món en runes" explica, d’ entre molts altres fets claus dels últims anys de la Segona Guerra Mundial 1944-45, els últims dies del dictador. A partir de testimonis directes dels fets ( soldats, ministres i alts càrrecs que van conviure amb Hitler els últims dies de la seva vida) David Solar, ens intenta donar algunes pinzellades de la personalitat del dictador i de l' atmosfera que es respirava en el bunker, davant d' una guerra perduda i en els últims suspirs del règim.
Aquí teniu el testimoni de Lutz Schwerin von Krosigk ( Ministre d’ economia de Hitler), en forma de textos extrets dels escrits del seu diari, on es fa palesa la decrepitud tant física com mental de Hitler:
“Físicamente ofrecía una imagen terrible. Iba de sus habitaciones particulares a la sala de conferencias a paso lento y trabajoso, inclinado hacia delante la parte superior del cuerpo y arrastrando los pies. Le faltaba el sentido del equilibrio [...]. Los ojos estaban inyectados de sangre; aunque todos los documentos destinados a él estaban escritos con máquinas especiales, máquinas del Führer, con letras tres veces más grandes, él sólo podía leerlos con unas gafas de cristales muy potentes. De las comisuras de los labios goteaba a menudo saliva”
El llibre de David Solar "Un món en runes" explica, d’ entre molts altres fets claus dels últims anys de la Segona Guerra Mundial 1944-45, els últims dies del dictador. A partir de testimonis directes dels fets ( soldats, ministres i alts càrrecs que van conviure amb Hitler els últims dies de la seva vida) David Solar, ens intenta donar algunes pinzellades de la personalitat del dictador i de l' atmosfera que es respirava en el bunker, davant d' una guerra perduda i en els últims suspirs del règim.
Aquí teniu el testimoni de Lutz Schwerin von Krosigk ( Ministre d’ economia de Hitler), en forma de textos extrets dels escrits del seu diari, on es fa palesa la decrepitud tant física com mental de Hitler:
“Físicamente ofrecía una imagen terrible. Iba de sus habitaciones particulares a la sala de conferencias a paso lento y trabajoso, inclinado hacia delante la parte superior del cuerpo y arrastrando los pies. Le faltaba el sentido del equilibrio [...]. Los ojos estaban inyectados de sangre; aunque todos los documentos destinados a él estaban escritos con máquinas especiales, máquinas del Führer, con letras tres veces más grandes, él sólo podía leerlos con unas gafas de cristales muy potentes. De las comisuras de los labios goteaba a menudo saliva”

“Era Terrible oír que ningún consejo, ningún argumento razonado, ninguna alusión a los terribles sufrimientos de nuestro pueblo, podía penetrar a través de los muros que el Führer havia levantado en torno a sus propias convicciones. Es posible que tras aquellas paredes no hubiera absolutamente nada. ¿Acaso habría otra cosa que la obstinación de un espíritu ensoberbecido, sacrificándolo todo a su monstruosa adoración del ego?
En medio de ese caos desesperado Hitler deambulaba con paso cansino, blanco como el papel, con el brazo tembloroso, enfermo i decrépito. Él tampoco tenía otra cosa que hacer que esperar un cambio improbable. Ya no había informes, ni entrevistas, ni decisiones que tomar. Apático o histérico, salía de sus apartamentos privados para hablar con unos u otros, deslizándose por los pasillos en busca del menor signo del destino.”
En medio de ese caos desesperado Hitler deambulaba con paso cansino, blanco como el papel, con el brazo tembloroso, enfermo i decrépito. Él tampoco tenía otra cosa que hacer que esperar un cambio improbable. Ya no había informes, ni entrevistas, ni decisiones que tomar. Apático o histérico, salía de sus apartamentos privados para hablar con unos u otros, deslizándose por los pasillos en busca del menor signo del destino.”
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